“¿Qué está pasando aquí?”. Artículo de opinión del secretario general de UPA-PV, Ricardo Bayo, en Levante-EMV
Este mes el Ministerio y la Conselleria han publicado los aforos provisionales de cítricos para la campaña 22/23. Al igual que en otros cultivos, como es el caso de la fruta de hueso o de la almendra, todo indica que la producción será menor respecto a años anteriores, ya que, entre otras cosas, el clima no ha acompañado.
Así pues, todo apunta a que la producción de naranja caerá esta campaña un 9,2% con respecto a la del año pasado y un 13.8% con respecto a la media de los últimos 10 años. Igualmente, en el caso de la mandarina la producción caerá un 8,4% con respecto a la del 21/22, y casi un 23% con respecto a la campaña 20/21.
No hace falta recordar que la campaña pasada fue desastrosa para el agricultor, con precios de ruina generalizados. Un hecho cuanto menos curioso porque en el aforo publicado por la Conselleria, según los datos del DATACOMEX del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, se indica que en la campaña anterior el precio de la naranja en origen cayó un 50% o más con respecto a precios medios en muchos casos. Sin embargo, el precio de venta a salida de almacén solo había caído un 6,4% con respecto a la campaña anterior, que obtuvo muy buenos precios. ¿Qué está pasando aquí? A buen entendedor pocas palabras bastan.
Venimos de una campaña ruinosa, descapitalizados y, además, hemos tenido que afrontar que se han multiplicado por dos o tres los costes de los insumos como los fertilizantes, la gasolina, el agua o la luz. Este año el agricultor o es capaz de repercutir sus costes de producción a la hora de vender su cosecha o las perdidas serán inasumibles.
Y por el momento, no hemos tenido un buen comienzo, ya que, solo hay que echarle un vistazo a la lonja de cítricos de la Comunitat Valenciana donde los precios para la Navelina están entorno a un 30% por debajo de los costes de producción medios. Hace unas semanas se presentó la AVICA (Agencia Valenciana de Información y Control Alimentario) de forma tardía, como suele ser habitual. Más vale tarde que nunca, pero mientras tanto la ley de cadena alimentaria sigue sin cumplirse, y las malas prácticas como los redondeos, los corretajes o los destríos volverán otro año más. En conclusión, una situación cuanto menos decepcionante.